Si cambias de Windows a macOS o Linux vas a encontrarte con estos grandes retos

Cuanto más tiempo llevamos usando un sistema operativo, más nos hemos acostumbrado a él. Y el más mínimo cambio nos puede llegar a resultar molesto. No hay más que ver cómo los cambios en el menú inicio o la barra de tareas de Windows 11 generan todo tipo de quejas. Muchas veces pensamos en comprar un Mac, o dar una oportunidad a Linux. Sin embargo, no nos paramos a pensar en las implicaciones que eso conlleva.

-Una interfaz totalmente diferente

Si nos molestan cambios menores en la interfaz de Windows 11, debemos tener en cuenta que tanto Linux como macOS cambian por completo la estética del sistema operativo. Tenemos un nuevo escritorio, nuevos menús, nuevas opciones, nuevas configuraciones, nuevas ventanas, nuevos atajos de teclado… absolutamente todo es diferente al cambiar de sistema operativo.

Por tanto, aunque el cambio sea para bien, vamos a tener que dedicar tiempo hasta hacernos a la nueva interfaz, a los nuevos menús, y configurar todo el sistema operativo de forma que nos sintamos más cómodos. Eso sí, en macOS, las opciones de personalización son bastante más limitadas que en Windows, otro factor a tener en cuenta.

-Di adiós a tus programas y juegos

Al cambiar a macOS o Linux, debemos tener en cuenta que los típicos programas .EXE ya no van a funcionar. Los desarrolladores deben crear sus propias versiones para estos sistemas operativos. Y, aunque en macOS sí que vamos a encontrarnos con la mayoría de los programas comerciales, en Linux mucho software, como Microsoft Office, o los programas de Adobe (como Photoshop) no van a funcionar. Tendremos que buscar alternativas (y, además, hacernos a ellas).

-Tareas más complicadas (en el caso de Linux)

Todo lo que, hasta ahora, estabas acostumbrado a hacer fácilmente en Windows, en Linux va a ser más complicado. Muchas tareas de administración y configuración avanzada te obligarán a usar comandos en un terminal, al igual que otras tareas básicas como, por ejemplo, instalar nuevos programas o actualizar el sistema. Piénsatelo dos veces antes.

-Mayor gasto (en el caso de macOS)

En el caso de que pienses en dar el salto a macOS, debes tener en cuenta que te va a tocar hacer una inversión grande. Pero, cuando decimos grande, es muy grande. Los equipos Mac son muy caros, y aun que su diseño sí es bonito y cuidado, el hardware de su interior no lo es tanto. En cuanto a rendimiento, estamos pagando un precio muy superior al de un ordenador genérico montado por piezas para Windows.

-Volverás a Windows

Al final, la mayoría de la gente que se cansa de Windows y prueba otros sistemas operativos, tarde o temprano suele acabar volviendo a Windows. Y, si se había acostumbrado ya a usar algunas funciones de su otro sistema operativo, ahora toca empezar de cero otra vez. Por tanto, tenlo en cuenta, ya que, al final, tocará hacer el doble de trabajo, y dedicar un tiempo que, al final, acabará en el punto de salida.