Mediante estos trucos te ayudarán a solucionar todo tipo de problemas en Windows

Lo primero que queremos dejar claro antes de entrar en materia es que no hay una solución mágica que acabe con todos los problemas del sistema operativo. Y, puesto que estos pueden aparecer por multitud de causas, es posible que lo que a un usuario funciona perfectamente, a otro no le funcione. De todas formas, los consejos que os damos a continuación suelen ser bastante globales y ayudarán a que Windows 10, o Windows 11, funcione mejor.

-Reiniciar de vez en cuando

Con Windows 10 y Windows 11, no es lo mismo apagar y encender el ordenador que reiniciar. Debido al ‘Fast Startup’, o Inicio Rápido, cuando apagamos el PC este entra en un estado de suspensión, y al encenderlo se reactiva. Reiniciar Windows implica finalizar todo y arrancar el sistema desde cero. Es por ello que lo que hace es cerrar todos los procesos que se encuentran activos, para obtener un comienzo totalmente limpio.

Si bien es cierto que este inicio necesita más tiempo de arranque que el apagado para que todo funcione de forma correcta. Estose debe a que el reinicio lleva consigo que el sistema se apague hasta el punto de que la placa base debe de ejecutar su proceso de carga de arranque inicial, de la misma forma que sucedería si encendemos el PC después de haberlo apagado.

Incluso, si queremos, podemos desactivar este inicio rápido. Para ello, debemos acceder al Panel de control, del apartado Sistema y seguridad > Opciones de energía y, a seguidamente Elegir el comportamiento de los botones de inicio y apagado para, a continuación, de marcar la casilla Activar inicio rápido.

De esta forma, cada vez que apagamos el PC, este lo hará por completo y, al encenderlo, arrancará desde cero.

-Tener Windows, y los programas, actualizados

También puede ocurrir que nuestro ordenador funcione mal a causa de un error en Windows. Con cada parche, Microsoft suele corregir todo tipo de errores en el sistema operativo. Especialmente con las grandes actualizaciones semestrales. Por ello, es importante asegurarnos tener siempre la última versión de Windows 10 o Windows 11 con los últimos parches de seguridad y calidad. Para comprobarlo, podemos usar la barra de búsqueda del menú de Inicio y escribir ‘Buscar actualizaciones’ y lo ejecutamos. Esto nos abrirá la ventana de Windows Update. Pulsamos en el botón de ‘Buscar actualizaciones’ y el sistema se encargará de mostrarnos todas aquellas que se encuentren disponibles y que debemos de actualizar.

Y, además del propio Windows, es muy importante tener también actualizados tanto los programas como los drivers del PC. También es muy importante asegurarnos de que los programas que instalamos no son beta, sino versiones finales de los mismos, ya que, de lo contrario, estaremos expuestos a posibles fallos que puedan hacer que todo el sistema funcione mal.

Si somos usuarios ya un poco avanzados, también os recomendamos actualizar los drivers del PC a sus versiones más recientes, Con cada actualización se suelen corregir problemas y fallos de funcionamiento, además de mejorar el rendimiento general de los componentes. Por tanto, si queremos que todo funcione a la perfección, lo mejor es actualizarlo también. Incluso, si somos ya expertos, actualizar la BIOS del PC.

-Limpiar el PC

En la medida de lo posible, siempre debemos tener el ordenador lo más limpio posible. Instalar una aplicación con el único pretexto de probar a ver qué hacen únicamente es recomendable hacer en máquinas virtuales, sin que afecten al rendimiento general del dispositivo. Conforme instalamos aplicaciones, nuestro PC se va llenando de programas y archivos basura. Además, generalmente también modifican el registro haciendo que todo el equipo funciona más lento de lo normal, especialmente si, además, añade su aplicación a las aplicaciones que se ejecutan al iniciar el equipo.

Además del software innecesario, también debemos echar mano de programas como, por ejemplo, CCleaner, que nos puede ayudar a analizar nuestro ordenador en busca de archivos basura e innecesarios, y permitirnos borrarlos con total seguridad. Lo mismo ocurre con el registro de Windows que, aunque son partes del sistema que no debemos tocar, con la ayuda del software adecuado sí pueden ayudarnos a que todo el sistema funcione mejor.

-Restaurar o reinstalar Windows

Hay que saber que, en un principio, por defecto Windows crear un punto de restauración del sistema cuando hacemos algún cambio en el mismo. Cuando hablamos de cambios nos referimos a instalar una actualización o un nuevo programa, eliminar alguno de estos componentes, etc. De ese modo, en el caso de que tengamos algún problema con el sistema operativo, podamos volver a cargar ese punto para recuperar su estado anterior.

Para esto que os contamos, no tenemos más que teclear el término Recuperación en el cuadro de búsqueda junto al menú Inicio. Así, en la nueva ventana que aparece, ya podremos seleccionar la opción de Abrir restaurar sistema, donde aparecerán los últimos puntos de restauración que se han creado. Ya no tenemos más seleccionar el que más nos interese en cada caso, para que se cargue. Eso sí, debemos tener en cuenta que este no es proceso automático, sino que tardará unos minutos. Dependiendo del equipo, esto puede llegar a tardar más de una hora.

Al restaurar el equipo a una versión anterior, todos los archivos que tengamos en el equipo no se verán afectados, por lo que no es necesario hacer una copia de seguridad, ya que estos (documentos, imágenes, vídeos y archivos en general) no afectan al funcionamiento del equipo, pero si las aplicaciones que durante el proceso se desinstalen para volver a cómo funcionaba el equipo cuando no daba problemas.

Pero también puede ser que nuestro Windows necesita una limpieza a fondo cada cierto tiempo. Hay una serie de síntomas que indican que ha llegado la hora de formatear. Sobre todo, es algo que debemos de hacer con cierta frecuencia si somos dados a instalar y desinstalar un gran número de aplicaciones. Esto puede provocar que el sistema se ralentice y que se acumule basura dentro del sistema operativo que termine derivando en fallos. En caso de experimentarlos, lo mejor que podemos hacer es pensar en formatear el ordenador, aprovechando el proceso, además, para instalar la última versión de Windows y todos los nuevos drivers que haya para nuestro ordenador.

Si optamos por esta opción, os recomendamos bajar la última imagen ISO disponible y aprovechar para que, ya que formateamos, ponemos el PC al día. Podemos realizar este proceso a mano, o aprovechar las opciones de recuperación de Windows 10 y Windows 11. Desde ellas podemos elegir si mantener nuestros datos, programas y configuraciones, o borrarlo todo.

También podemos usar la opción de restablecer el PC desde la nube. Este proceso se encarga de reinstalar Windows desde cero bajando la última versión desde la nube y manteniendo (o borrando, lo que prefiramos) todos los archivos, programas y datos personales del disco duro.

Una forma más sencilla para los que no se atreven a formatear como tal.