¿Cómo evitar que el escritorio de tu Windows vaya lento?

Cuando instalamos este software mencionado por primera vez desde cero, en la mayoría de las ocasiones se caracteriza por su buen funcionamiento y fluidez. Pero con el tiempo, el uso, la instalación y desinstalación de programas, esta es una situación idílica que cambia. Es algo que notamos de manera negativa con los siguientes meses o años de uso de Windows. De ahí precisamente que Microsoft nos ofrezca determinadas funciones de restauración del propio sistema para así recuperar su funcionamiento inicial.

Pero muchas veces ya estamos habituados a unas determinadas configuraciones o tenemos los programas necesarios instalados. Llegados a este punto, este restablecimiento del que os hablamos puede ser un tanto incómodo. Con esto lo que os queremos decir realmente es que podemos tomar algunas medidas previas para así lograr optimizar el funcionamiento del software. Cierto es que con el paso del tiempo podemos notar que Windows cada vez va más lento al llevar a cabo determinadas operaciones. Esto es algo que afecta de manera directa tanto al trabajo diario con el PC, como al arranque y apagado. Hay que tener en cuenta que el escritorio es uno de los elementos más utilizados del sistema operativo de Microsoft. Pero a pesar de ello deberíamos tomar ciertas precauciones de uso ya que en determinadas circunstancias Windows se podría ver negativamente afectado.

-Mantén Windows a punto con estos cambios en el escritorio

Esto es precisamente en lo que nos queremos centrar ahora para que evitéis estos movimientos habituales en el mencionado escritorio.

Vacía el escritorio lo máximo: para que os hagáis una idea de todo lo que os contamos, lo primero que debemos hacer es evitar llenar el escritorio de iconos, archivos y accesos directos este elemento del sistema. Esta es una práctica habitual en muchos casos que no es nada recomendable.

Evita los archivos de gran tamaño: de hecho, podemos precisar que en el escritorio de Windows en ocasiones colocamos directamente archivos a los que queremos acceder rápidamente. Esto se puede convertir en un grave error que afectará al rendimiento de Windows. Os decimos esto porque al mismo tiempo no es nada recomendable colocar ficheros de gran tamaño, ya sean fotos, documentos o vídeos directamente en este apartado.

Establece fondos ligeros: otro de los usos habituales de este elemento de Windows es establecer un fondo de escritorio en forma de imagen. Normalmente deseamos que la misma se vea bien, pero no es recomendable utilizar imágenes que sean muy pesadas. Está bien que sean de calidad, pero hay que tener en cuenta que el sistema operativo debe cargar ese fondo en memoria, por lo que debemos cuidar el espacio que ocupe el disco.

Usa accesos directos, no ejecutables: el uso de archivos ejecutables, es decir, en formato .EXE en esta sección, es algo que debemos evitar a toda costa. En lugar de eso lo que os recomendamos es crear accesos directos, no demasiados, a esos programas.

No cambies de fondo cada poco tiempo: es interesante saber que podemos configurar varios fondos de pantalla para que se cambie automáticamente en el escritorio de Windows. Para ello podemos utilizar imágenes propias y establecer un lapso de tiempo entre cada cambio. Pues bien, aquí siempre es preferible establecer un espacio temporal largo para que la fluidez de funcionamiento del sistema no se vea afectada.