¡Atención! Estos son los nuevos requisitos para instalar Windows 11 a partir de 2025

La irrupción de la Inteligencia Artificial ha transformado radicalmente el panorama de la informática contemporánea. Lejos de ser una simple evolución tecnológica, su integración en los sistemas operativos ha supuesto una redefinición profunda tanto en la forma en que se utilizan los ordenadores como en los recursos necesarios para hacerlo. Aunque ha abierto un amplio abanico de nuevas posibilidades, también ha incrementado de manera notable y en muchos casos, desmesurada los requisitos técnicos que los equipos deben cumplir para aprovechar eficazmente sus capacidades.

En el contexto de Windows 11, este cambio ha obligado a Microsoft a establecer una distinción clara entre dos niveles de requisitos: por un lado, aquellos necesarios para ejecutar el sistema operativo de forma básica, y por otro, los requeridos para habilitar las funciones avanzadas basadas en Inteligencia Artificial, integradas a través de su asistente Copilot.

-Requisitos actuales para instalar Windows 11 en 2025

Actualmente, instalar Windows 11 supone cumplir con un conjunto de especificaciones mínimas que, aunque se han ido ajustando desde el lanzamiento inicial del sistema, continúan siendo accesibles para la mayoría de los ordenadores modernos. Para ejecutar Windows 11 sin funciones avanzadas de IA, un equipo debe contar con un procesador de al menos dos núcleos, como los Intel Core de octava generación o los AMD Ryzen 2000, acompañado de un mínimo de 4 GB de memoria RAM y 64 GB de almacenamiento interno. También se requiere una tarjeta gráfica compatible con DirectX 12 con soporte para el modelo de controladores WDDM 2.0, así como arranque seguro activado y un módulo TPM 2.0 funcional. Estos elementos permiten un funcionamiento adecuado del sistema operativo, pero no son suficientes para acceder a las nuevas funciones potenciadas por Inteligencia Artificial.

-La evolución hacia requisitos exclusivos para funciones de IA

Con la inclusión progresiva de Copilot y otras características basadas en IA, Microsoft ha definido un segundo umbral de requisitos mucho más exigente. Para utilizar estas herramientas, el equipo debe estar equipado con un procesador que incluya una NPU (Unidad de Procesamiento Neuronal) capaz de ofrecer más de 40 TOPs (billones de operaciones por segundo). Algunos ejemplos representativos son los AMD Ryzen AI 300, los Intel Core Ultra 200V y los procesadores Snapdragon X. Además, el sistema debe contar con un mínimo de 16 GB de memoria RAM, preferiblemente del tipo DDR5 o LPDDR5, y almacenamiento SSD o UFS con al menos 256 GB de capacidad.

Estos requisitos son imprescindibles para ejecutar localmente funciones como Recall, que dependen en gran medida de la capacidad de procesamiento de IA en tiempo real. La decisión de Microsoft de exigir estos estándares responde a una búsqueda de rendimiento óptimo, pero también ha generado cierta controversia.

-Controversia por las restricciones de hardware en el uso de Copilot

Una de las principales críticas al modelo adoptado por Microsoft radica en la exclusividad impuesta a los procesadores con NPUs integradas, que excluye de forma directa a usuarios con tarjetas gráficas de alto rendimiento. Paradójicamente, muchas de estas GPU incluso de gama baja en el ecosistema de NVIDIA superan ampliamente los 600 TOPs de procesamiento en IA, cifra muy superior a la que ofrecen los procesadores autorizados para ejecutar Copilot.

Esta limitación impide aprovechar la potencia de hardware ya disponible en muchos equipos, lo que ha sido percibido por parte del sector tecnológico como una decisión más estratégica que técnica. En lugar de permitir una integración flexible que optimice los recursos existentes, Microsoft ha optado por una segmentación que favorece exclusivamente a un conjunto limitado de plataformas, restringiendo el acceso a nuevas funcionalidades a quienes posean equipos con procesadores específicos.

-Lo que anticipa esta tendencia de cara a Windows 12

El endurecimiento de los requisitos técnicos en Windows 11 para acceder a funciones de IA constituye una clara antesala de lo que se espera con la llegada de Windows 12. Todo apunta a que la nueva versión del sistema operativo adoptará un enfoque aún más centrado en la Inteligencia Artificial, no solo ampliando las funciones asistidas por Copilot, sino también haciendo que muchas de ellas se ejecuten localmente, sin necesidad de conexión permanente a la nube.

Este enfoque exigirá equipos aún más potentes y especializados, lo cual, en la práctica, implicará una actualización obligatoria del hardware para quienes deseen aprovechar al máximo las nuevas características del sistema. Así, Microsoft parece orientar el futuro de Windows hacia un modelo en el que la IA no será una opción complementaria, sino un componente esencial del entorno de trabajo. En consecuencia, los usuarios deberán adaptarse a esta nueva exigencia tecnológica, ya sea mediante la renovación de sus equipos o a través de soluciones híbridas que permitan una transición más progresiva hacia este nuevo estándar.