Windows 11 se rompe de nuevo, la última actualización causa problemas

Las actualizaciones de Windows 11 se han convertido en una especie de apuesta constante en la que el usuario rara vez sale ganando. Lo que en teoría debería ser un procedimiento rutinario, destinado a mejorar el sistema operativo y reforzar su seguridad frente a vulnerabilidades, con demasiada frecuencia termina arrastrando consigo nuevos errores que afectan de manera directa a la experiencia diaria. La última tanda de parches no ha sido la excepción y ha vuelto a poner de relieve la fragilidad de un modelo de actualizaciones que no consigue liberarse de fallos recurrentes.

-El origen del fallo, las actualizaciones KB5065426 y KB5064081

El problema se encuentra en las actualizaciones KB5065426, publicada el 10 de septiembre, y KB5064081, lanzada el 30 de agosto, ambas correspondientes a la versión 24H2 de Windows 11. Tras su instalación, numerosos usuarios han reportado fallos graves en la reproducción de contenidos protegidos por DRM, lo que afecta tanto a discos físicos como a programas especializados en vídeo y televisión digital.

Los síntomas detectados son claros y repetitivos: pantallas en negro al iniciar la reproducción, mensajes de error relacionados con derechos de autor que bloquean el acceso, cortes constantes durante la visualización e incluso códigos específicos de fallo en programas concretos, como PowerDVD, que llega a mostrar los errores 0102 o 0122. Entre las aplicaciones más perjudicadas se encuentran PowerDVD, WinDVD 10 y herramientas de TV digital como DigitalTVbox o TV Link.

-Un impacto limitado, pero igualmente grave

Microsoft ha aclarado que los servicios de streaming online funcionan sin problemas, lo que restringe el alcance del fallo a los sistemas que dependen de la reproducción local de contenidos protegidos. Esto significa que plataformas como Netflix, Disney+ o Prime Video no han experimentado incidencias. Sin embargo, aunque el impacto pueda parecer menor, para los usuarios que todavía utilizan Blu-ray, DVD o aplicaciones de televisión digital en PC, el problema es crítico y limita de forma directa el uso de sus equipos.

-Una solución temporal con consecuencias

La única forma de restaurar la funcionalidad por ahora es desinstalar las actualizaciones conflictivas. Si bien esto devuelve la capacidad de reproducir contenidos con normalidad, también conlleva una consecuencia inevitable: la pérdida de los parches de seguridad incluidos en dichas versiones. De este modo, los usuarios se ven obligados a elegir entre mantener protegido el sistema frente a amenazas externas o conservar la funcionalidad esencial de su software. Esta dicotomía es difícil de justificar en pleno 2025, ya que sitúa al usuario en una encrucijada que nunca debería plantearse en un sistema operativo moderno.

-Reconocimiento oficial y promesa de solución

Microsoft ha confirmado oficialmente la existencia del error y asegura que ya trabaja en un parche correctivo que se incluirá en próximas actualizaciones. No obstante, el daño reputacional es evidente: una vez más, un cambio implementado con la intención de reforzar la estabilidad y la seguridad del sistema ha terminado generando fallos que comprometen funciones básicas. Este patrón, lejos de desaparecer, se repite con preocupante frecuencia, minando la confianza de los usuarios en el proceso de actualización de Windows.

-La paradoja de la seguridad frente a la funcionalidad

La situación refleja una paradoja cada vez más evidente: necesitamos actualizar Windows 11 para protegernos frente a nuevas amenazas, pero esas mismas actualizaciones introducen problemas que afectan a nuestro día a día. Mientras Microsoft busca el equilibrio entre seguridad y estabilidad, son los usuarios quienes terminan pagando el precio de un ecosistema que aún no alcanza la fiabilidad que debería garantizar.