Windows 11 no despega, a semanas del fin de Windows 10, los usuarios siguen resistiéndose al salto

El calendario avanza y el final de una era está a la vuelta de la esquina. El próximo 14 de octubre de 2025, Microsoft pondrá punto final al soporte general de Windows 10, el sistema operativo que durante más de una década ha sido el verdadero pilar de la informática doméstica y corporativa. Sin embargo, lo que debería ser un traspaso natural de usuarios hacia Windows 11 no está ocurriendo.

Según los últimos datos de StatCounter, la transición se encuentra estancada. Windows 11, lanzado con grandes expectativas y un fuerte aparato publicitario, no ha logrado consolidarse como la elección preferida. De hecho, a pocas semanas del “apagón” de Windows 10, millones de usuarios siguen aferrados a su sistema de siempre, planteando un dilema tanto para Microsoft como para toda la industria tecnológica.

-Windows 11, promesas incumplidas y una acogida tibia

Desde su presentación, Windows 11 se proyectaba como un sistema diseñado para el futuro: integración de inteligencia artificial, un rediseño visual más moderno y la promesa de un rendimiento optimizado. No obstante, el balance real tras varios años en el mercado está muy lejos de esa visión.

Analistas coinciden en que Microsoft priorizó su estrategia comercial sobre la experiencia del usuario, lo que generó múltiples críticas:

  • Un escritorio recargado con servicios propios de la compañía.
  • Integración agresiva de publicidad y aplicaciones preinstaladas no deseadas.
  • Inconsistencias en la interfaz, que rompe con la coherencia visual que muchos esperaban.
  • Problemas de rendimiento en determinados equipos, incluso dentro de los que cumplen los requisitos.
  • Y, quizá lo más polémico, una política de hardware restrictiva, que dejó fuera a millones de ordenadores perfectamente funcionales.

Todo esto ha convertido a Windows 11 en un sistema que, en palabras de varios especialistas, “quiere ser el futuro, pero no logra desprenderse del presente”.

-El dato que alarma: Windows 10 aún domina el mercado

El informe de StatCounter arroja una realidad clara: cuatro de cada diez ordenadores siguen utilizando Windows 10. Si bien su cuota bajó ligeramente hasta el 40,5%, la cifra sigue siendo inmensa considerando que el sistema está a punto de perder soporte oficial. Windows 11, por su parte, se encuentra en una especie de meseta, con una participación de 48,49% en septiembre, lo que implica incluso un retroceso respecto a meses anteriores.

La sorpresa la dio Windows 7, que inexplicablemente subió hasta un 9,61%. Aunque muchos expertos creen que puede deberse a fallos en la medición, la estadística no deja de ser llamativa: un sistema lanzado en 2009, que ya no recibe soporte oficial, sigue apareciendo como refugio en el mercado.

-¿Por qué tantos usuarios se resisten al cambio?

El fenómeno puede explicarse desde varios ángulos. Por un lado, existe una inercia natural: millones de usuarios domésticos y empresariales están acostumbrados a Windows 10 y no ven razones suficientes para cambiar a un sistema que perciben más restrictivo.

Por otro lado, el temor a problemas de compatibilidad y estabilidad pesa mucho en empresas, que dependen de software específico y no pueden arriesgarse a fallos inesperados en plena transición.

A esto se suma una percepción de desconfianza hacia Microsoft, especialmente en lo referente a la recopilación de datos y la inclusión de publicidad en un producto que, en teoría, los usuarios ya han pagado.

-El salvavidas temporal: actualizaciones de seguridad extendidas

Consciente de la resistencia masiva, Microsoft anunció que los usuarios de Windows 10 podrán inscribir sus dispositivos en el programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU) de manera gratuita durante 12 meses adicionales.

Este movimiento es, en sí mismo, un reconocimiento tácito de que la transición no está saliendo como se esperaba. La compañía ofrece así una prórroga de un año para que los usuarios puedan seguir recibiendo parches críticos y, al mismo tiempo, planificar con más calma el salto a un sistema compatible.

-¿Linux como alternativa real?

El debate no se limita al universo Windows. En foros y comunidades tecnológicas, cada vez más voces sugieren que este es el momento perfecto para que Linux dé un golpe sobre la mesa. Con distribuciones más amigables y ligeras, actualizaciones constantes y una filosofía de software libre, muchos ven en el final de Windows 10 una oportunidad para que el pingüino conquiste terreno que antes parecía inalcanzable.

-¿Y si la esperanza está en Windows 12?

El historial de Microsoft con sus sistemas operativos siempre ha seguido un patrón peculiar: una versión bien recibida, seguida por otra que decepciona. Windows XP fue un éxito, Vista un desastre; Windows 7 recuperó la confianza, Windows 8 la perdió; Windows 10 fue alabado, y Windows 11 parece repetir los errores de sus antecesores menos queridos.

Con ese antecedente, muchos usuarios miran hacia el horizonte con la esperanza de que Windows 12, esperado para 2026, se convierta en el sistema que realmente supere las limitaciones actuales y marque un nuevo inicio para la compañía.

-Una encrucijada para Microsoft y para los usuarios

El hecho de que, a tan pocos días del fin del soporte, Windows 11 no logre despegar, es un síntoma preocupante para Microsoft. La compañía necesita recuperar la confianza de los usuarios y demostrar que no solo busca monetizar cada rincón del sistema operativo, sino también garantizar estabilidad, rendimiento y usabilidad.

Para los usuarios, en cambio, el dilema es evidente: ¿arriesgarse a un Windows 11 que no convence, mantenerse un tiempo más con Windows 10 a costa de perder soporte, o explorar alternativas como Linux? Lo que está claro es que, a pesar de todos los esfuerzos, Windows 11 no ha conseguido lo que Microsoft más anhelaba, convertirse en la evolución natural y obligada de Windows 10.