
La búsqueda de un rendimiento óptimo en los equipos con Windows 11 se ha convertido en una prioridad para millones de usuarios. Aunque el sistema operativo de Microsoft presume de ser la versión más moderna y avanzada hasta la fecha, lo cierto es que su creciente complejidad también ha traído consigo una serie de funciones que, lejos de mejorar la experiencia, pueden ralentizar significativamente el equipo. Algunas de ellas, incluso, vienen activadas por defecto y operan en segundo plano sin que el usuario lo sepa.
En los últimos meses, varios investigadores han puesto el foco sobre ciertas características integradas que podrían estar consumiendo recursos innecesarios, afectando tanto a la velocidad de respuesta como a la fluidez general del sistema. Dos de ellas, en particular, han despertado preocupación en la comunidad tecnológica por su impacto directo en el rendimiento diario.
-El reto de mantener la fluidez en un sistema operativo moderno
Windows 11 representa la visión de Microsoft de un entorno elegante, adaptado a la era de la inteligencia artificial y el diseño minimalista. Sin embargo, esa modernidad tiene un coste. El sistema exige más potencia gráfica y procesamiento constante para mantener efectos visuales, animaciones dinámicas y servicios conectados a la nube.
Para equipos de última generación, estas exigencias suelen pasar desapercibidas. Pero en ordenadores con algunos años de antigüedad o en dispositivos con hardware limitado, la diferencia entre un sistema fluido y uno lento puede depender de unas pocas configuraciones. Y algunas de ellas, según expertos, están ocultas entre las opciones menos visibles del propio Windows.
-Un hallazgo preocupante: la detección automática que frena el Explorador de archivos
El investigador de seguridad conocido como Enderman descubrió recientemente que una de las funciones de detección automática del sistema podría estar ralentizando el Explorador de archivos. Esta herramienta, que Windows utiliza para analizar el tipo de contenido en las carpetas, se ejecuta de forma constante cuando el usuario navega entre archivos.
El problema surge cuando una carpeta contiene cientos o miles de elementos. En esos casos, Windows procesa cada uno de ellos para determinar su tipo, vista previa y metadatos, lo que termina provocando una carga excesiva sobre la CPU y la memoria. El resultado: retrasos al abrir carpetas, bloqueos momentáneos del sistema o incluso ralentizaciones generales en tareas básicas.
El proceso, diseñado originalmente para mejorar la experiencia visual del Explorador, acaba siendo contraproducente en sistemas más modestos o con discos duros tradicionales (HDD). La buena noticia es que puede desactivarse, aunque no de manera sencilla.
-¿Cómo desactivar la función que ralentiza tu sistema?
El propio Enderman explicó que es posible evitar este comportamiento modificando manualmente el Registro de Windows. El cambio consiste en crear una nueva entrada denominada “FolderType” dentro de la subclave Shell, ubicada en la ruta:
HKEY_CURRENT_USER\Software\Classes\Local Settings\Software\Microsoft\Windows\Shell\Bags\AllFolders\Shell
Al aplicar este ajuste, Windows deja de realizar el proceso de detección automática, acelerando notablemente la navegación entre carpetas pesadas. Sin embargo, se trata de una modificación avanzada que debe hacerse con precaución, ya que un error en el Registro puede afectar al sistema operativo.
-El buscador de Windows: un motor que consume más de lo que aporta
Otro de los factores que se ha identificado como perjudicial para el rendimiento es el sistema de búsqueda integrado en el menú Inicio. Aunque su propósito es ofrecer resultados instantáneos, el mecanismo de búsqueda está estrechamente ligado al motor de Bing y a los servicios en línea de Microsoft. En la práctica, cada vez que un usuario escribe una consulta, Windows intenta conectar primero con los servidores de Bing antes de buscar en el contenido local del equipo. Este comportamiento, además de comprometer la velocidad de búsqueda, implica un uso constante de la red y del procesador, especialmente en conexiones lentas o inestables.
Al igual que con la detección automática, existe una forma de desactivar este proceso mediante el Registro. Basta con crear un nuevo valor llamado “BingSearchEnabled” dentro de la ruta:
HKEY_CURRENT_USER\SOFTWARE\Microsoft\Windows\CurrentVersion\Search
Una vez aplicado el cambio, el sistema dejará de consultar Bing y priorizará los resultados locales, mejorando notablemente la rapidez del menú Inicio.
-Precauciones antes de modificar el sistema
Microsoft no recomienda realizar cambios manuales en el Registro a menos que el usuario sepa exactamente lo que está haciendo. Antes de editarlo, es fundamental crear una copia de seguridad a través del menú Archivo > Exportar, lo que permite revertir cualquier modificación en caso de que algo salga mal. Modificar parámetros internos puede ser una solución eficaz para los usuarios más avanzados, pero también existen alternativas más seguras que no implican acceder al Registro.
-Métodos alternativos para optimizar Windows 11 sin riesgos
Más allá de estas funciones ocultas, Windows 11 cuenta con varias configuraciones integradas que permiten mejorar el rendimiento de forma sencilla:
- Desactivar programas de inicio: muchos servicios se ejecutan automáticamente al encender el PC, consumiendo recursos antes de que el usuario comience a trabajar.
- Reducir los efectos visuales: animaciones, transparencias y sombras pueden desactivarse desde Configuración > Personalización > Colores para ganar fluidez.
- Ajustar el plan de energía: configurarlo en modo “Alto rendimiento” evita que el sistema limite la potencia del procesador.
- Cerrar procesos en segundo plano: aplicaciones como OneDrive, Widgets o herramientas de telemetría pueden ralentizar el equipo si permanecen activas constantemente.
Estas medidas, combinadas con un mantenimiento regular del sistema como limpiar archivos temporales o mantener los controladores actualizados, pueden marcar la diferencia en la experiencia general con Windows 11.
-Windows 11, modernidad frente a eficiencia
Microsoft continúa apostando por un ecosistema cada vez más conectado, visual y automatizado. Sin embargo, esta evolución también ha introducido capas adicionales de complejidad que no siempre benefician al usuario promedio. El desafío ahora es encontrar el equilibrio entre ofrecer un sistema operativo potente y mantener una experiencia de uso ágil y eficiente.
La compañía ha prometido seguir optimizando Windows 11 a través de actualizaciones periódicas, pero los hallazgos recientes demuestran que aún quedan aspectos por pulir. Y mientras tanto, los usuarios más curiosos siguen descubriendo y compartiendo los secretos que se esconden detrás del rendimiento del sistema más ambicioso de Microsoft.