
Microsoft ha introducido un ajuste silencioso en Edge que, aunque no cambia de forma directa el funcionamiento del navegador, sí altera uno de los equilibrios más delicados en cualquier software moderno: el control explícito del usuario sobre lo que instala y desde dónde lo hace. Sin comunicados oficiales ni avisos en las notas de versión, el navegador ha eliminado una opción histórica que llevaba años formando parte de su configuración.
-Un cambio discreto que afecta al corazón del ecosistema de extensiones
Desde que Edge dio el salto a Chromium, una de sus grandes ventajas fue la compatibilidad casi total con la Chrome Web Store. Para muchos usuarios, esto supuso acceso inmediato al mayor catálogo de extensiones del mercado. Sin embargo, esa compatibilidad nunca fue completamente invisible: Microsoft exigía que el usuario activara de forma manual un interruptor llamado “Permitir extensiones de otras tiendas”, una especie de confirmación consciente de que se estaba cruzando la frontera de la tienda oficial de Edge.
Ese interruptor ha desaparecido. Ya no está en la configuración de extensiones de la versión estable del navegador, y tampoco aparece en perfiles locales ni en cuentas con sesión iniciada. Simplemente, ya no existe.
-Edge sigue aceptando extensiones de Chrome, pero sin pedir permiso explícito
Lo más llamativo es que la eliminación del control no implica ningún bloqueo técnico. Las extensiones procedentes de la Chrome Web Store se siguen instalando sin problemas, funcionan con normalidad y aparecen listadas en Edge bajo la categoría de “otras fuentes”. El proceso es idéntico al de siempre: el usuario accede a la tienda de Chrome, pulsa instalar y el complemento se añade al navegador sin mostrar advertencias adicionales ni solicitar autorizaciones extra.
Incluso el enlace directo a la Chrome Web Store sigue presente en la parte inferior de la página de extensiones de Edge, lo que refuerza la idea de que Microsoft no solo mantiene esta compatibilidad, sino que la asume como algo estructural del navegador.
-De opción avanzada a comportamiento por defecto
El cambio comenzó a detectarse en versiones preliminares como Edge Canary, donde el interruptor desapareció por primera vez sin afectar a la instalación de extensiones externas. Ahora, ese mismo comportamiento ha llegado a la versión estable, consolidando la decisión.
En la práctica, Microsoft ha transformado lo que antes era una opción configurable en una característica integrada. La compatibilidad con la Chrome Web Store ya no es algo que el usuario active conscientemente, sino una capacidad inherente de Edge desde el primer uso. Para quienes dependen de extensiones exclusivas de Chrome, esto simplifica el proceso y elimina un paso que, para muchos, resultaba confuso o innecesario.
-Comodidad frente a control: el debate de fondo
El movimiento, sin embargo, no está exento de matices. La desaparición de ese interruptor también elimina una señal clara de consentimiento. Antes, Edge dejaba constancia de que el usuario entendía que estaba instalando software fuera del ecosistema oficial de Microsoft. Ahora, esa distinción se diluye: el navegador acepta extensiones de terceros como parte natural de su funcionamiento, sin enfatizar el origen del complemento.
Esto puede interpretarse de dos maneras. Por un lado, refuerza la imagen de Edge como un navegador plenamente integrado en el universo Chromium, sin fricciones artificiales frente a Chrome. Por otro, reduce la visibilidad de una decisión que antes estaba explícitamente en manos del usuario, algo especialmente sensible cuando se habla de extensiones, uno de los vectores más habituales de problemas de seguridad y privacidad.
-¿Estrategia a largo plazo o simple limpieza de interfaz?
Microsoft no ha explicado los motivos detrás de este cambio, lo que deja abiertas varias lecturas. Puede tratarse de una simplificación de la interfaz, eliminando opciones que ya no considera necesarias. También puede ser un paso más para normalizar Edge como una alternativa directa a Chrome, donde el uso de extensiones externas nunca ha sido una cuestión especialmente visible para el usuario.
Sea cual sea la razón, el resultado es claro: Edge asume la compatibilidad con la Chrome Web Store como algo dado, no negociable ni opcional. Para muchos, esto será una mejora en términos de comodidad. Para otros, supone un pequeño retroceso en transparencia y control.