
Microsoft ha anunciado oficialmente la liberación del Subsistema de Windows para Linux (WSL) como software de código abierto, una decisión relevante especialmente para quienes valoran las ventajas del software libre frente al código cerrado. Esta liberación no solo permite una mayor transparencia mediante la auditoría del código, sino que también habilita a desarrolladores externos para reutilizar, modificar o adaptar la herramienta a sus necesidades específicas, ampliando su potencial dentro y fuera del ecosistema Windows.
La liberación incluye prácticamente la totalidad del código de WSL, con la excepción de dos componentes que no resultan críticos para su funcionamiento general. Se trata del controlador del kernel LXcore.sys, aún integrado en la imagen de Windows, y de los archivos P9rdr.sys y p9np.dll, que están relacionados con la funcionalidad de redirección del sistema de archivos a través del recurso \\wsl.localhost. Estas excepciones no afectan el uso principal de la herramienta ni limitan las posibilidades que abre su publicación bajo licencia libre.
El código fuente ya se encuentra disponible públicamente en el repositorio oficial del proyecto en GitHub. Más allá de los beneficios técnicos inmediatos, esta decisión puede tener implicancias estratégicas relevantes. En particular, la apertura del código permitiría que, en un escenario en el que Microsoft decidiera cesar el desarrollo activo de WSL como ocurrió con el Subsistema de Windows para Android, terceros podrían asumir el mantenimiento del proyecto a través de bifurcaciones independientes.
-Evolución del WSL: de Bash a la integración completa de Linux
Desde su presentación inicial en la conferencia BUILD de 2016, Microsoft ha transformado el Subsistema de Windows para Linux en una de las herramientas más potentes para el entorno de desarrollo dentro de Windows. La primera versión permitía simplemente ejecutar Bash, el intérprete de comandos común en la mayoría de las distribuciones GNU/Linux, lo cual en su momento fue un anuncio sorprendente, especialmente si se tiene en cuenta que durante años Microsoft mantuvo una postura abiertamente hostil hacia el software libre. De hecho, durante la gestión de Steve Ballmer, Linux fue calificado como “un cáncer”.
No obstante, con el ascenso de Satya Nadella al cargo de CEO, Microsoft adoptó una estrategia radicalmente distinta, expresando de forma cada vez más explícita su apoyo al software libre. Esta evolución se ha manifestado no solo en WSL, sino también en el soporte oficial y prioritario de Linux dentro de Azure, su nube pública. En la actualidad, aproximadamente el 30 % de las máquinas virtuales que se ejecutan en Azure utilizan alguna distribución de Linux, lo que evidencia la magnitud del cambio estratégico.
-Una experiencia Linux sin salir de Windows
Si bien muchos usuarios de Linux siguen considerando que la experiencia auténtica solo puede alcanzarse mediante la instalación directa de una distribución completa —ya sea como sistema único o en configuración de arranque dual con su propio sistema de archivos—, es innegable que WSL ha ofrecido una solución ágil y funcional para ejecutar distribuciones Linux dentro de Windows de manera integrada. Esta alternativa se ha convertido en una herramienta valiosa para desarrolladores, profesionales de IT y usuarios técnicos que requieren acceso a entornos Linux sin abandonar su sistema operativo principal.
Naturalmente, este movimiento no responde a un gesto altruista por parte de Microsoft. El objetivo es evidente: si un usuario necesita ejecutar herramientas o aplicaciones de Linux, la compañía prefiere que lo haga sin abandonar Windows. Bajo esta lógica, ha eliminado barreras técnicas y ha ofrecido herramientas cada vez más potentes para atraer a perfiles técnicos al ecosistema Windows. La liberación de WSL como código abierto representa la culminación de esta estrategia y, al mismo tiempo, un nuevo capítulo en la relación entre Microsoft y el mundo del software libre.