
El final del soporte de Windows 10 está cada vez más próximo, y aunque Windows 11 ya superó a su predecesor como el sistema operativo de escritorio más extendido, la situación del mercado refleja un escenario particular. Según los últimos datos de StatCounter, la cuota de Windows 11 descendió un 4%, situándose en el 49,08%, mientras que Windows 10, lejos de caer, experimentó un repunte del 2,65%, alcanzando el 45,53% a pesar de que su ciclo de vida oficial concluye el 14 de octubre de 2025.
Ante este panorama, distintas organizaciones de interés público han solicitado a Microsoft que reconsidere su decisión, argumentando que podría provocar la mayor oleada de ordenadores desechados de la historia reciente. No obstante, la compañía ha propuesto alternativas para que los usuarios continúen utilizando Windows 10 más allá de su fecha de caducidad, manteniendo actualizaciones de seguridad a través de programas específicos.
-Programa de actualizaciones de seguridad extendidas (ESU)
Para quienes deseen seguir utilizando Windows 10, Microsoft ofrece la inscripción en el programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU). Esta opción permite obtener un año adicional de soporte tras el fin oficial del sistema, garantizando la recepción de parches críticos de seguridad. Aunque en un inicio surgieron dudas entre los usuarios sobre la disponibilidad del programa, la compañía confirmó que todos podrán acceder a él antes de la fecha límite.
Windows 11, lanzado hace poco más de cuatro años, no ha conseguido consolidarse con la rapidez esperada, en gran parte debido a sus estrictos requisitos de hardware y a ciertas críticas relacionadas con su diseño. Esta situación explica el despliegue de notificaciones emergentes a pantalla completa que Microsoft utiliza de forma agresiva para persuadir a los usuarios de actualizar desde Windows 10.
-Alternativas emergentes: la apuesta por Linux
La inminente despedida de Windows 10 ha impulsado el interés por alternativas, especialmente entre quienes no pueden actualizar a Windows 11 debido a limitaciones de hardware. En este contexto, distribuciones como Linuxfx, también conocida como WINUX, han ganado notoriedad. Inspirada en la estética de Windows 10 y Windows 11, esta distribución busca ofrecer un entorno familiar a quienes abandonen el ecosistema de Microsoft.
WINUX se caracteriza por su facilidad de instalación, sus requisitos de hardware modestos —solo 2 GB de RAM y una CPU de doble núcleo de 64 bits, aunque se recomiendan 4 GB— y la posibilidad de mantener configuraciones, flujos de trabajo e incluso juegos ya existentes. La última actualización ha optimizado su rendimiento en equipos antiguos, al tiempo que incorpora novedades como un nuevo tema Redsand y el kernel 6.14.0-29, con soporte para BIOS heredados y sistemas EFI modernos. Basada en Ubuntu 24.04.3 LTS, garantiza hasta cinco años de actualizaciones gratuitas, lo que refuerza su atractivo frente a la inminente “muerte” de Windows 10.
Los usuarios también pueden desbloquear funciones avanzadas mediante donaciones, como la integración gráfica con OneDrive, el soporte nativo para Active Directory o nuevas herramientas con capacidades de inteligencia artificial.
-Iniciativas comunitarias y presión social
El debate en torno al fin de Windows 10 no se limita al ámbito técnico. Grupos como End of 10 promueven activamente la migración hacia Linux, resaltando ventajas como la ausencia de anuncios intrusivos y el menor rastreo por telemetría. Por su parte, la organización The Restart Project colabora con la creación del kit de herramientas “Fin de 10”, que proporciona a los usuarios recursos prácticos para adaptar sus equipos, organizar eventos de reparación y compartir experiencias dentro de la comunidad.
Estas iniciativas reflejan un movimiento social que no solo busca extender la vida útil de los equipos, sino también cuestionar la política de Microsoft, que algunos perciben como un “botón de repetición” que solo retrasa lo inevitable.
-Opciones actuales para los usuarios
A día de hoy, quienes continúen con Windows 10 pueden optar por sincronizar sus configuraciones con la nube mediante una cuenta Microsoft, canjear 1.000 puntos Microsoft Rewards o pagar una tarifa de 30 dólares para acceder a las actualizaciones extendidas de seguridad, válidas hasta en diez dispositivos.
Sin embargo, para un sector creciente de usuarios, estas medidas resultan insuficientes frente a la rigidez de Microsoft, lo que abre un camino cada vez más atractivo hacia alternativas como Linux. Con el reloj avanzando hacia el final de soporte, la transición tecnológica y social ya está en marcha, y las decisiones que tomen los usuarios en los próximos meses marcarán un cambio importante en el panorama de los sistemas operativos de escritorio.