
El 14 de octubre de 2025 marcará el final oficial de las actualizaciones para Windows 10, dando inicio a una etapa de vulnerabilidad para quienes decidan continuar utilizando este sistema operativo. Microsoft ha reiterado en múltiples ocasiones que los usuarios deben migrar a Windows 11 para mantener la seguridad de sus dispositivos, pero la transición no será sencilla para todos. Millones de equipos, muchos de ellos relativamente modernos, no cumplen con los requisitos técnicos exigidos para instalar la versión más reciente del sistema operativo.
La situación resulta compleja, ya que numerosos ordenadores que todavía funcionan con normalidad y sin problemas de rendimiento quedan fuera de la actualización oficial. En la práctica, esto coloca a los usuarios de dispositivos con entre ocho y diez años de antigüedad en una encrucijada: permanecer en un sistema cada vez más inseguro o buscar alternativas que garanticen protección a largo plazo.
-Una decisión de alto riesgo
Aunque Microsoft ha habilitado el programa Extended Security Updates (ESU), que ofrece un año adicional de parches de seguridad gratuitos hasta octubre de 2026, los especialistas advierten que prolongar la permanencia en Windows 10 sin soporte es una decisión peligrosa. “Cuando una computadora deja de recibir actualizaciones, cada mes se acumulan vulnerabilidades que los atacantes conocen y explotan”, señala Karl Emil Nikka, experto en ciberseguridad. A su vez, Ville Virta, especialista de la empresa F-Secure, advierte que incluso el uso de un buen antivirus “no es más que un parche sobre una herida abierta”.
Frente a este escenario, las recomendaciones principales se centran en dos caminos: forzar la instalación de Windows 11 en equipos que no cumplen con los requisitos, asumiendo los posibles problemas de estabilidad, o migrar hacia sistemas operativos más ligeros y seguros, como Linux, siempre y cuando no exista dependencia de aplicaciones exclusivas de Windows.
-La importancia de una transición planificada
Las críticas hacia la estrategia de Microsoft no han cesado desde que se anunció el cierre definitivo de Windows 10. Para Karl Emil Nikka, la decisión de restringir las actualizaciones de seguridad a usuarios domésticos resulta “absurda e irresponsable”, especialmente en una época en la que la sostenibilidad y la optimización de recursos tecnológicos deberían prevalecer sobre la obsolescencia forzada. En este sentido, los especialistas coinciden en que lo más importante es no esperar al último momento para actuar. Realizar copias de seguridad de los archivos más relevantes y planificar con anticipación la transición evitará complicaciones cuando se acerque la fecha límite.
-Una cuenta regresiva inevitable
Mientras tanto, el calendario avanza sin excepciones. Quienes no estén preparados para octubre de 2025 corren el riesgo de ver cómo sus ordenadores, todavía plenamente funcionales, quedan expuestos a una creciente ola de ciberataques. La elección no será sencilla, pero la falta de preparación puede convertir el final de Windows 10 en un problema mayor que afecte tanto a la seguridad como a la continuidad del trabajo digital.