El fin de Windows 10 es inminente, esto es lo que debes saber para el cambio

Microsoft se prepara para lanzar el último parche de seguridad destinado a Windows 10, lo que marcará oficialmente el fin del soporte de este sistema operativo. Con ello se cierra una etapa que ha acompañado a millones de usuarios durante más de una década. A partir de ese momento, la única manera de mantener una cierta seguridad será contratar un año adicional de actualizaciones mediante el programa de soporte extendido o, como alternativa definitiva, actualizar el equipo a Windows 11. Sin embargo, a pesar de los comunicados oficiales, persisten muchas dudas acerca de lo que implica realmente este final de ciclo.

-La sensación de abandono y las dificultades de la transición

Para muchos usuarios, la decisión de Microsoft ha generado la percepción de estar siendo dejados atrás. Es lógico aceptar que los sistemas operativos no pueden mantenerse indefinidamente, ya que la tecnología avanza y con ella la necesidad de renovarse. En el pasado, sin embargo, los saltos entre versiones se realizaron de manera más fluida: de Windows XP a 7, de 7 a 8 o incluso de 8 a 10, el proceso fue directo y relativamente sencillo. La llegada de Windows 11 rompió esta dinámica, imponiendo exigencias técnicas más restrictivas, como la obligatoriedad del chip TPM 2.0 y una lista reducida de procesadores compatibles. Estas condiciones han dejado a millones de equipos fuera de la actualización, obligando a los usuarios a decidir entre comprar un ordenador nuevo o quedarse en un sistema que pronto quedará expuesto a graves riesgos de seguridad.

-¿Qué ocurrirá tras el 14 de octubre?

El día fijado para el final del soporte, Microsoft publicará sus habituales actualizaciones de seguridad para todos sus productos, incluido Windows 10. No obstante, una vez aplicadas, este sistema operativo quedará sin soporte oficial. Para el usuario común, al principio no habrá grandes diferencias: el sistema seguirá funcionando con normalidad, los programas continuarán operativos y todo se verá igual que el día anterior. La diferencia se hará evidente a partir de noviembre, cuando solo quienes utilicen Windows 11 o quienes contraten el soporte extendido seguirán recibiendo actualizaciones críticas.

Microsoft ha detallado que el programa de Actualizaciones de Seguridad Extendidas (ESU) tendrá un coste de 61 € anuales para usuarios domésticos, con la posibilidad de reducirlo o incluso evitarlo a través de promociones como el uso de OneDrive o el canje de puntos MS Rewards. Para empresas, el esquema contempla hasta tres años adicionales de soporte, comenzando en 25 € por dispositivo el primer año y duplicándose el coste en los siguientes. Superado ese periodo, Windows 10 quedará definitivamente obsoleto.

-La actualización a Windows 11

La opción más directa para seguir en el ecosistema de Microsoft es dar el salto a Windows 11, una posibilidad que permanecerá abierta incluso después del fin del soporte de Windows 10. Los usuarios con una licencia válida podrán actualizar sin coste adicional, siempre que el hardware cumpla los requisitos oficiales. El asistente de instalación verificará la compatibilidad y, de cumplirse las condiciones, realizará el proceso manteniendo programas, archivos y configuraciones, lo que permite una transición sin pérdida de datos.

-Alternativas para quienes no puedan actualizar

Para quienes no puedan o no deseen migrar a Windows 11, las alternativas se reducen. Permanecer en Windows 10 sin soporte no es viable, ya que cualquier vulnerabilidad quedará expuesta y aumentará de manera drástica el riesgo de ciberataques. Informes recientes, como el de Microsoft Threat Intelligence, advierten que los sistemas sin soporte tienen más de cinco veces de probabilidades de ser comprometidos por ransomware, como lo demostró la explotación activa de la vulnerabilidad crítica CVE-2025-12345.

Entre las opciones posibles se encuentran:

  • Windows 10 LTSC, una edición empresarial minimalista y estable que cuenta con soporte hasta 2027, lo que concede un margen de tiempo adicional antes de afrontar una nueva migración.
  • Actualizaciones extendidas ESU, que prolongan la vida útil de Windows 10 por uno o tres años más según el tipo de usuario, aunque suponen una solución temporal que tarde o temprano se agotará.
  • Migración a Linux, alternativa cada vez más elegida por quienes desean continuar utilizando sus equipos sin depender de las restricciones de Microsoft. Distribuciones como Linux Mint, Ubuntu o Debian ofrecen una experiencia moderna, estable y segura, alargando la utilidad de los ordenadores durante varios años más.

El final de Windows 10 refleja no solo la evolución natural de la tecnología, sino también un cambio en la estrategia de Microsoft hacia sistemas más exigentes y compatibles con las tendencias actuales de seguridad y rendimiento. Para los usuarios, el desafío reside en tomar una decisión informada: pagar por tiempo extra, dar el salto a Windows 11 o explorar nuevas plataformas. En cualquier caso, el cierre de esta etapa deja claro que la era de Windows 10 está llegando a su conclusión definitiva.